“Epafras, que es uno de vosotros, siervo de Jesucristo, os envía saludos, siempre esforzándose intensamente a favor vuestro en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completamente seguros en toda la voluntad de Dios”. Col.4:12
Quisiera compartirte este texto, que me llamo a la reflexión. Se nombra a Epafras, del cual no sabemos mucho, pero en muy pocas palabras se nos muestra una importante tarea que él hacía: ORAR. Seguramente éste personaje era consciente de que sin importar la distancia, una oración puede afectar vidas. Podemos ver que no es una oración limitada a hechos temporales de esta vida, sino una oración para que la persona pueda estar firme, perfecta y segura de la voluntad de Dios. Una oración que no interfiera en el propósito que Dios tiene en la vida de esta persona, en nuestro caso, de éste alumno que Él puso en nuestro camino para que seamos su maestro.
Orar requiere de tiempo y en el mundo que vivimos donde todo debe ser hecho “ya”, a veces se hace difícil encontrar un momento a solas para hacerlo cada día. Sin embargo te desafío a intentarlo, tal vez ya lo estés haciendo, bien por vos. Pero si aún reconoces que no lo estás haciendo como debieras, te invito a que lo hagas, orar por cada uno de tus niños con nombre y apellido, para que ellos puedan ir descubriendo el propósito que Dios tiene para sus vidas. No olvides que nuestra oración puede tener un efecto prolongado, como algunos remedios que tomamos y siguen actuando en nosotros por un largo tiempo. Cubre a tus niños no solo con la enseñanza de la Palabra de Dios, sino con tus oraciones.
Dios te guarde y bendiga.