“Entonces respondió Josué hijo de Nun, ayudante de Moisés, uno de sus jóvenes, …” Números 11:28
Te invito por un momento a pensar en una carrera de postas. El atleta va avanzando hacia su meta, sabiendo que en determinado momento le pasará la posta a alguien que ya está preparado para seguir adelante con el desafío. Ahora te invito a que empecemos a comparar esta actividad con la tarea que realizás en tu iglesia.
Pensemos. Hay alguien, que podrías ser vos mismo, que está llevando a cabo una determinada tarea, ya sea como maestro de niños o cualquier otra actividad en la iglesia local. Seguramente estas compenetrado en lo que estás haciendo poniendo toda tu mente y energía en esta labor. Ahora bien, ¿qué diferencia encontrás entre esta persona y el atleta del que hablamos al principio? Bueno, en realidad el atleta está seguro de que alguien está esperándolo, entrenado para seguir adelante. En tu caso ¿podés ver a alguien entrenado para tomar tu posta? No quisiera pecar de presumida, todo lo contrario, sino que quisiera que tomáramos conciencia de nuestra propia falta de visión y capacidad para discipular a otros y prepararlos para seguir adelante con la misión que estamos llevando a cabo.
Sabemos que la obra es del Señor y que es Él quien llama a sus siervos. Pero creo que hay algo de responsabilidad en aquellos que estamos corriendo la carrera al no identificar a los elegidos por el Señor y colaborar con ellos, preparándolos, discipulándolos, para que sigan llevando adelante ese testimonio que les fue encomendado.
Pedile al Señor que te dé sabiduría para poder identificar a aquellos que Él ya eligió y después trabajar en su formación, con toda humildad y paciencia, invitándolos a compartir la tarea que hagas. Recuerda lo hermoso que será ver a alguien que esté esperando tu posta.
Dios te bendiga y guarde.