“Por tanto id, y haced discípulos a todas las naciones…” Mateo 28:19.
Tal vez cuando estés leyendo esta meditación, ya tengas en mente el tema que ense?arás en tu próxima clase. Habrás elegido el texto, creado actividades, preparado tus elementos a llevar, tratando que todo apunte a ese objetivo que será la ense?anza que quieras dejar. O quizás no estés al frente de una clase y entonces te sientas con la libertad de decir: “Esta meditación no es para mí.” Sin embargo, me animo a decirte que, TODOS estamos dando una lección cada día.
Está el maestro que la da frente a sus alumnos y es a quien va dirigido especialmente este devocional; pero también están aquellos que creen no ser maestros y sin embargo no toman en cuenta que ense?an diariamente en sus hogares a sus familias, en sus trabajos a sus compa?eros, en sus lugares de estudios a sus amigos, dondequiera que vayan.
Por lo tanto, llego a la conclusión que tanto unos como otros tenemos materiales en común para preparar antes de salir cada día a enfrentar nuestra clase, ya que entonces nuestras propias vidas hablan. ?Y cuáles son esos materiales a preparar?
Bueno, honestamente creo que sabemos cuáles son, pero nunca está de más repasarlos. Así como nunca saldrías de tu casa sin haber dejado tu teléfono cargando, tampoco deberías dejar tu casa sin haber cargado tu interior con la energía necesaria para enfrentar tu jornada. Ese tiempo a solas con tu Se?or, marcará la diferencia y la intensidad con la que tu vida hablará ese día. Y así como el maestro de una clase quiere que el objetivo sea cumplido al final de la misma, nosotros también deberíamos tener como objetivo que la gloria del Se?or se manifieste en nuestra vida. Son muchas las formas en que nuestra vida puede hablar a otros. Una mirada compasiva, una palabra de testimonio, pero nada de esto llevará fruto si no nace de una comunión íntima con nuestro Se?or.
Como decía H. Hendricks: “A Dios le encanta tomar su verdad y envolverla con la vida de alguno de sus hijos.”
Entonces nunca olvides que tu vida habla.
Dios te bendiga y guarde.
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