“Heme aquí, envíame a mí”. Is. 6:8
Que hermoso momento aquel en el que consagramos nuestros dones al Señor. ¿Lo recuerdas?
Tal vez lo hiciste hace mucho tiempo atrás, pero que bien hace recordarlo. Y si aún estas en una lucha interior por tomar esta decisión, te invito a que no te demores más. Jamás te arrepentirás de esta elección. Que puedas entregar todos tus recursos y capacidades con la que nuestro Creador te ha dotado y que como Isaías puedas decir estas palabras del capítulo 6 verso 8.
Sabemos que la tarea del maestro no es fácil y requiere de firmeza y constancia. Que puedas capacitarte y crecer en sus cosas, para volcar todo esto en proyectos, ideas y nuevos desafíos. Que no olvides nunca que esos niños que el Señor permite que tengas frente a vos, podrán tener la oportunidad de empezar a tejer sus vidas de la mano de Dios. Que seas consciente de semejante responsabilidad.
Dios te bendiga y guarde en todo lo que emprendas.