


Saber que tenemos un llamado de Dios es una cosa, vivirlo es otra. Pienso en Ester.
Ella llegó a un punto en el que cumplir el plan de Dios se volvió riesgoso. El Señor la había colocado en una posición de influencia, pero usar ese poder podría costarle la vida. ( Ester 3.13;4.4-16).
Pocos son llamados a ser gobernantes, pero a todos se nos han dado oportunidades de influir en mayor o menor grado (por ejemplo, en el presente, a través de nuestro voto).
El libro de Ester está lleno de intriga, aventura y peligro. Su vida común y corriente se volvió notable de repente cuando fue coronada reina de Persia. Vemos la mano soberana del Señor en su historia. Pero ¿podemos imaginarnos lo confundida e insegura que debió sentirse Ester mientras todo esto ocurría?
La historia de Ester es un estímulo para confiar en la voluntad y los propósitos de Dios, pase lo que pase.
El Señor nos ha puesto a vos y a mi, en una familia, comunidad e iglesia para cumplir sus propósitos. (Sal 139.15-17).
¿Cómo deberíamos responder al llamado del Señor?
Solo hay dos opciones: cooperar sometiéndome al plan de Dios o desobedecerlo.
Con el tiempo, todo cristiano se va a encontrar con una situación que pondrá a prueba su disposición a obedecer a Dios. Cuando llegue ese momento, recordemos la lección de Ester.
Vivir en el llamado de Dios puede no ser fácil, pero siempre vale la pena el riesgo. Cada paso revelará la fidelidad de nuestro Señor, animándonos a confiar en Él en la siguiente oportunidad que nos brinde. A medida que nuestra fe crezca, su tiempo se hará evidente, y miraremos con gozo lo que nos espera.
Cada experiencia en la vida es una herramienta que el Señor utiliza para moldear, equipar y afinar a cada uno de nosotros para convertirnos en quienes quiere que seamos.
Comencemos a buscar la mano del Señor en nuestra vida. Él siempre está ahí, dirigiendo y moviéndose.
¿Estamos dispuestos a buscar su mano?
“ Cada paso revelará la delidad de nuestro Señor, animándonos a conar en Él en la siguiente oportunidad que nos brinde. A medida que nuestra fe crezca, su tiempo se hará evidente, y miraremos con gozo lo que nos espera. ”
LILIANA CHIMENTI