DICOTOMIA ESPIRITUAL


Pastor Jorge Perez - Presidente ABA - presidencia@bautistas.org.ar
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Los hombres somos seres con una dualidad que debemos conocer. Además, podemos observarla dentro de diferentes ámbitos, siendo ésta una idea milenaria que se trató en la literatura y la historia desde el principio de los tiempos.

También la han abordado en la losofía, Aristóteles, Platón, San Agustín en el siglo IV y Descartes en el siglo XVII. No es algo ajeno en India y en la China, donde apela al Yin y el Yang. Tampoco está ausente en el campo de la ciencia, aunque acá puede resultar algo más controversial.

En realidad, quiero considerarla desde el área espiritual, donde hablamos de cuerpo y alma, el bien y el mal, la luz y la oscuridad, orden y caos, lo benigno y lo maligno, la naturaleza pecaminosa y la nueva vida en Cristo.

No podemos olvidar que todos nacemos con una naturaleza pecaminosa (Rom 3.:23) que nos lleva a hacer lo que no debemos hacer y a no hacer lo que debemos hacer. Algo que claramente se observa en los escritos de Pablo en Romanos 7:15-20, donde el apóstol describe su propia lucha interna: «Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago… Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí». También lo maniesta en Gálatas 5:17 “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis”.

Por esta dicotomía espiritual nos encontramos ante una lucha, en la que necesariamente no debemos ser los perdedores, para lograr la victoria debemos enfocarnos en fortalecer nuestra relación con Dios y evitar las tentaciones y las múltiples situaciones que puedan movilizar nuestra naturaleza pecaminosa.

Un proverbio árabe dice: “Cuando desees, desea mucho”. El problema es que pueden ser buenos o malos estos deseos. Pero el Rey David es superador, cuando ora para alcanzar la victoria dice en el Salmo 20:4 “Te dé conforme al deseo de tu corazón, Y cumpla todo tu consejo”. O en el Salmo 145:19 “Cumplirá el deseo de los que le temen…”

La clave para esto resulta fundamental el desear experimentar una nueva vida en Cristo, aceptándolo como nuestro Salvador personal y así experimentar la transformación que ocurre en la persona al entrar el Espíritu Santo en la vida del nuevo creyente y comienza a trabajar en él para transformarlo de adentro hacia afuera. (2 Corintios 5:17)

Aunque hemos sido transformados por la gracia de Dios, todavía tenemos que lidiar con nuestra naturaleza pecaminosa, de manera constante. No olvidemos que también podemos y debemos fortalecer nuestra relación con Dios a través de la oración, el estudio de la Biblia y la congregación con otros creyentes. Busca donde participar si es necesario. Al hacerlo, nos estamos enfocando en nuestra nueva vida en Cristo y evitando las tentaciones que puedan llevarnos a pecar. Si tu etapa de la vida es la juventud este versículo puede ayudarte: “Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro”. (2 Timoteo 2:22)

Que nuestro buen Dios nos ayude a ser más que vencedores frente a esta dicotomía espiritual.

“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis”
[ Gálatas 5:17 ]




Pastor Jorge Perez