Un alto funcionario anunció la construcción de la catedral de San Agustín en Ezeiza, Pcia de Buenos Aires.
obra que inició el municipio y que se concretará con un aporte del Gobierno nacional de 30 millones de pesos.
El ministro del área, prometió que la bendecirá el Papa y remarcó la importante inversión que hizo el Estado nacional.
Hasta aquí la lamentable crónica periodística.
Que en pleno siglo XXI en la Argentina, se utilicen los recursos públicos en forma absolutamente discrecional, provenientes del cobro de impuestos
a ciudadanos creyentes, agnósticos o ateos para la construcción de templos, cualquiera sea su religión, resulta imposible de tolerar.
Una vez más reiteramos que cada iglesia o comunidad religiosa debe asumir su compromiso de sostener por sí misma con recursos propios, su culto y las actividades que puedan derivarse del mismo.
Dice nuestra Declaración de Principios, creencias y prácticas Bautistas:
“La iglesia y el Estado deben estar separados. La iglesia no debe recurrir al poder civil para realizar su obra.
El estado debe respetar a toda iglesia y garantizarle libertad sin impedimentos para ejercer su culto y proseguir fines espirituales.
Al conceder esta libertad el estado no debe favorecer ningún grupo eclesiástico.
El estado no tiene derecho de imponer castigos por opiniones religiosas de ninguna clase, ni contribuciones para el sostén de ninguna religión.
El ideal cristiano es una iglesia libre en un estado libre”.
Sigamos trabajando sin claudicar hasta que la igualdad sea realidad en nuestro país.