Sigo una Aplicación que me encanta porque me ofrece novedades en Diferentes áreas que estimulan mis ideas. Una de esas áreas está relacionada con la educación. Una frase captó mi atención, decía: “una crianza respetuosa comienza por un adulto tranquilo, 10 claves para conseguirlo.” Leí el pequeño artículo y lo guardé. En mi cabeza esa frase comenzó a dar vueltas... “crianza respetuosa”…”adultos tranquilos”…
Busqué la palabra respeto, conocida y usada todo el tiempo por todos nosotros, pensando que podría encontrarle alguna otra vuelta. El diccionario decía: “Acción de mirar y considerar, atender, fijar la vista, tener en cuenta, cuidar…”
A la frase “crianza respetuosa”, le seguía la frase “comienza con adultos tranquilos”.
Quien planteó esto fue la doctora y educadora María Montessori, nacida en Italia a fines del 1800 y creadora de toda una metodología educativa revolucionaria para la época, que surgió de sus experiencias con niños en riesgo social.
¿Será posible encontrar adultos jóvenes tranquilos en esta época? Son tantas las demandas. Trabajar para mantener la familia, deseos de crecimiento personal, horas de viaje para trasladarse de casa al trabajo o algún estudio que aún no terminó, la iglesia, la familia extendida, los amigos…
¿Podrán encontrar esa tranquilidad para “estar”, “mirar”, “tener en cuenta” a sus pequeños que también demandan? Busqué la página del artículo que había guardado para compartir las 10 claves con ustedes…y había desaparecido de mi archivo. Fue imposible encontrarla. Pero recuerdo que el punto 1 comenzaba con “establecer prioridades”.
En tiempos de crianza y si hay más de un hijito, las prioridades parecen infinitas. En una época de mi vida me sentí así. Lo buscaba a Dios y le decía: ¿Señor cómo hago para encontrar el equilibrio en esto, esto otro y lo otro?… y el Maestro me llevó a Él. Me dijo: “Yo soy el equilibrio en tu vida, entre tantas demandas búscame primero a mí, Yo tengo que estar en el centro de tu vida”.
Su gracia es la que nos permite llegar a ser “adultos tranquilos”, pero tenemos que buscarlo, pasar tiempo en Su presencia. No importa dónde, mientras viajamos en el colectivo o en el subte, mientras lavamos los platos, como hacía el Padre Lorenzo, (busquen esta historia real) donde puedas…
No es fácil, es una decisión. Yo decido con mis acciones qué tipo de relación quiero tener con Él. Si se esfuerzan en buscarlo, no se van a arrepentir. Él les ayudará a darse cuenta qué necesitan sus hijos cada día: abrazos, juego, mirada atenta, disciplina, cuidado especial… Me parece que esto tiene que ver con el respeto del que hablamos al principio. ¿Será por esto que no encontré la página con las 10 claves? No lo sé, pero después de tener hoy mi encuentro con Él…es esto lo que salió.
Vivi